martes, 19 de julio de 2011

CURANDERA MAYA


Gabriela816@aol.com



Publicado en '

La Contra', diario La Vanguardia


La Abuela Margarita, curandera y guardiana de la tradición maya, se crió
con su bisabuela, que era curandera y milagrera. Practica y conoce los
círculos de la danza del sol, de la tierra, de la luna, y la búsqueda de
visión. Pertenece al consejo de ancianos indígenas y se dedica a sembrar
salud y
conocimiento a cambio de la alegría que le produce hacerlo, porque para
sustentarse sigue cultivando la tierra. Cuando viaja en avión y las
azafatas
le dan un nuevo vaso de plástico, ella se aferra al primero: 'No joven,
que esto va a parar a la Madre Tierra'. Rezume sabiduría y poder, es algo
que se percibe con nitidez. Sus rituales, como gritarle a la tierra el
nombre del recién nacido para que reconozca y proteja su fruto, son
explosiones
de energía que hace bien al que lo presencia; y cuando te mira a los ojos
y te dice que somos sagrados, algo profundo se agita.

Ella nos dice: 'Tengo 71 años. Nací en el campo, en el estado de Jalisco
(México), y vivo en la montaña. Soy viuda, tengo dos hijas y dos nietos de

mis hijas, pero tengo miles con los que he podido aprender el amor sin
apego. Nuestro origen es la Madre Tierra y el Padre Sol. He venido a la
Fira
de la Terra para recordarles lo que hay dentro de cada uno.'

-¿Dónde vamos tras esta vida?
-¡Uy hija mía, al disfrute! La muerte no existe. La muerte simplemente es
dejar el cuerpo físico, si quieres.

-¿Cómo que si quieres…?
-Te lo puedes llevar. Mi bisabuela era chichimeca, me crié con ella hasta
los 14 años, era una mujer prodigiosa, una curandera, mágica, milagrosa.
Aprendí mucho de ella.

-Ya se la ve a usted sabia, abuela.
-El poder del cosmos, de la tierra y del gran espíritu está ahí para
todos, basta tomarlo. Los curanderos valoramos y queremos mucho los cuatro

elementos (fuego, agua, aire y tierra), los llamamos abuelos. La cuestión
es
que estaba una vez en España cuidando de un fuego, y nos pusimos a
charlar.

-¿Con quién?
-Con el fuego. 'Yo estoy en ti', me dijo. 'Ya lo sé', respondí. 'Cuando
decidas morir retornarás al espíritu, ¿por qué no te llevas el cuerpo?',
dijo. '¿Cómo lo hago?', pregunté.

-Interesante conversación.
-'Todo tu cuerpo está lleno de fuego y también de espíritu -me dijo-,
ocupamos el cien por cien dentro de ti. El aire son tus maneras de pensar y

ascienden si eres ligero. De agua tenemos más del 80%, que son los
sentimientos y se evaporan. Y tierra somos menos del 20%, ¿qué te cuesta
cargar con
eso?'.

-¿Y para qué quieres el cuerpo?
-Pues para disfrutar, porque mantienes los cinco sentidos y ya no sufres
apegos. Ahora mismo están aquí con nosotras los espíritus de mi marido y de

mi hija.

-Hola.
-El muertito más reciente de mi familia es mi suegro, que se fue con más
de 90 años. Tres meses antes de morir decidió el día. 'Si se me olvida
-nos dijo-, me lo recuerdan'. Llegó el día y se lo recordamos. Se bañó, se
puso ropa nueva y nos dijo: 'Ahora me voy a descansar'. Se tumbó en la
cama y
murió. Eso mismo le puedo contar de mi bisabuela, de mis padres, de mis
tías…

-Y usted, abuela, ¿cómo quiere morir?
-Como mi maestro Martínez Paredes, un maya poderoso. Se fue a la montaña:
'Al anochecer vengan a por mi cuerpo'. Se le oyó cantar todo el día y
cuando fueron a buscarle, la tierra estaba llena de pisaditas. Así quiero
yo
morirme, danzando y cantando. ¿Sabe lo que hizo mi papá?

-¿Qué hizo?
-Una semana antes de morir se fue a recoger sus pasos. Recorrió los
lugares que amaba y a la gente que amaba y se dio el lujo de despedirse.
La
muerte no es muerte, es el miedo que tenemos al cambio. Mi hija me está
diciendo: 'Habla de mí', así que le voy a hablar de ella.

-Su hija, ¿también decidió morir?
-Sí. Hay mucha juventud que no puede realizarse, y nadie quiere vivir sin
sentido.

-¿Qué merece la pena?
-Cuando miras a los ojos y dejas entrar al otro en ti y tú entras en el
otro y te haces uno. Esa relación de amor es para siempre, ahí no hay
hastío. Debemos entender que somos seres sagrados, que la Tierra es nuestra
Madre
y el Sol nuestro Padre. Hasta hace bien poquito los huicholes no
aceptaban escrituras de propiedad de la tierra. '¿Cómo voy a ser
propietario de la
Madre Tierra?', decían.

-Aquí la tierra se explota, no se venera.
-¡La felicidad es tan sencilla!, consiste en respetar lo que somos, y
somos tierra, cosmos y gran espíritu. Y cuando hablamos de la madre tierra,

también hablamos de la mujer que debe ocupar su lugar de educadora.

-¿Cuál es la misión de la mujer?
-Enseñar al hombre a amar. Cuando aprendan, tendrán otra manera de
comportarse con la mujer y con la madre tierra. Debemos ver nuestro cuerpo
como
sagrado y saber que el sexo es un acto sagrado, esa es la manera de que sea

dulce y nos llene de sentido. La vida llega a través de ese acto de amor.
Si banalizas eso, ¿qué te queda? Devolverle el poder sagrado a la
sexualidad cambia nuestra actitud ante la vida. Cuando la mente se une al
corazón
todo es posible. Yo quiero decirle algo a todo el mundo…

-¿...?
-Que pueden usar el poder del Gran Espíritu en el momento que quieran.
Cuando entiendes quién eres, tus pensamientos se hacen realidad. Yo,
cuando
necesito algo, me lo pido a mí misma. Y funciona.

-Hay muchos creyentes que ruegan a Dios, y Dios no les concede.
-Porque una cosa es ser limosnero y otra, ordenarte a ti mismo, saber qué
es lo que necesitas. Muchos creyentes se han vuelto dependientes, y el
espíritu es totalmente libre; eso hay que asumirlo. Nos han enseñado a
adorar
imágenes en lugar de adorarnos a nosotros mismos y entre nosotros.

-Mientras no te empaches de ti mismo.
-Debemos utilizar nuestra sombra, ser más ligeros, afinar las
capacidades, entender. Entonces es fácil curar, tener telepatía y
comunicarse con los
otros, las plantas, los animales. Si decides vivir todas tus capacidades
para hacer el bien, la vida es deleite.

-¿Desde cuándo lo sabe?
-Momentos antes de morir mi hija me dijo: 'Mamá, carga tu sagrada pipa,
tienes que compartir tu sabiduría y vas a viajar mucho. No temas, yo te
acompañaré'. Yo vi con mucho asombro como ella se incorporaba al cosmos.
Experimenté que la muerte no existe. El horizonte se amplió y las
percepciones
perdieron los límites, por eso ahora puedo verla y escucharla, ¿lo cree
posible?

-Sí.
-Mis antepasados nos dejaron a los abuelos la custodia del conocimiento:
'Llegará el día en que se volverá a compartir en círculos abiertos'. Creo
que ese tiempo ha llegado!!.

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